sábado, 1 de noviembre de 2008

EL PAPEL DEL DOCENTE EN EL APRENDIZAJE


Existen diversas teorías que tratan acerca del aprendizaje, en las cuales, se tratan diversos aspectos que se encuentran implicados dentro de la misma. A continuación se presentarán varias teorías que hablan acerca del aprendizaje y de manera particular, del educando y del docente dentro del proceso que implica la enseñanza. Es importante señalar que cada punto presentado en cada teoría será contrastado con cada una de éstas, con la finalidad de observar la diferencia que existe entre las mismas. Cabe mencionar que algunos de los autores que se presentan en cada teoría no representan puramente a la teoría, sino que sus opiniones permiten hacer referencia a la teoría, de hecho, estos mismos autores se basan en algunas de las teorías que a continuación se presentan, aunque realmente no pertenezcan a éstas.


PRINCIPALES TEORÍAS QUE ABORDAN EL PAPEL DEL DOCENTE, DEL ALUMNO Y EL APRENDIZAJE

TEORIA COGNITIVA

De acuerdo con Ferreiro Gravié (1999) el cognitivismo desde la perspectiva del procesamiento de la información supone que el ser humano es un sistema con capacidad para regularse, éste busca, organiza, transforma y emplea creativamente la diversidad de información hacia diferentes fines.

Este autor, señala que la piedra angular del cognitivismo es el desarrollo de la potencialidad cognitiva del sujeto para que éste se convierta en un aprendiz estratégico que sepa aprender y solucionar problemas donde lo aprendido es adquirido significativamente por éste, de manera que la finalidad de esta teoría se centra en enseñar a pensar o enseñar a aprender, a través del desarrollo de habilidades estratégicas que permitan convertir al sujeto en un procesador activo, interdependiente y crítico en la construcción del conocimiento.

Al respecto, Cobián Sánchez, et al. (1998) nos dicen que el aprendizaje implica que el alumno adopte una disposición para aprender y busque comprometerse a trabajar para conseguirlo, donde el docente tiene como principal función de preparar la clase y actuar como mediador entre el estudiante y la cultura.

Estos autores ponen principal importancia al educando, de manera que, éste es entendido como un organismo activo capaz de procesar la información, es decir, un sujeto que es capaz de elaborar esquemas, planes, y estrategias para solucionar problemas. Al respecto Delgadillo y Obaya (1999), señalan que la percepción es activa, ya que los mecanismos cognitivos del sujeto le permiten es­tructurar ideas complejas, originales que le permiten tener una visión creativa.

Cobián Sánchez, et al. (1998) mencionan que para esta teoría es importante partir desde lo que los alumnos ya saben, de los conocimientos previos, de su nivel de desarrollo cognitivo, posteriormente, la actividad se centra en programar experiencias que promuevan el aprendizaje significativo. Es en la capacidad cognitiva del alumno donde está el origen y finalidad de la enseñanza al desempeñarse éste, en forma activa ante el conocimiento y habilidades que el docente desee enseñarle.

En cuanto a la función del docente, Cobián Sánchez, et al. (1998) señalan que desde esta teoría el profesor debe partir desde la concepción de que el alumno es activo, que aprende de manera significativa, de manera que su papel se centra en elaborar y organizar experiencias didácticas que logren esos fines, no centrarse en enseñar exclusivamente información ni en tomar un papel único en relación con la participación de sus alumnos. El docente debe preocuparse por el desarrollo, inducción y enseñanza de habilidades o estrategias cognitivas y metacognitivas de los alumnos, es decir, el maestro debe permitir a los estudiantes experimentar y reflexionar sobre tópicos definidos o que surjan de las inquietudes de los educandos con un apoyo y retroalimentación continuos.

Además, Cobián Sánchez, et al. (1998) explican que el profesor debe estar profundamente interesado en promover en sus alumnos el aprendizaje significativo de los contenidos escolares, para ello es necesario que se centre en exposiciones de los contenidos, lecturas y experiencias de aprendizaje, en los cuales se pretenda conseguir que los alumnos logren un aprendizaje de verdad significativo. Dentro del aprendizaje el maestro debe preocuparse no solamente en los contenidos de lo que se va enseñar, sino también en la manera que imparte, es decir, la manera como va a proporcionar información al alumno.

De manera que lo anterior exige que el maestro tenga tanto el dominio del contenido del curso, como de las habilidades necesarias para diseñar el contexto que resulte eficaz para el aprendizaje de ese contenido, esto expresado por Gonzáles Gonzáles (s.a).

Por otro lado, Navarro Robles (1993), señala que el proceso de las estructuras cognitivas, según Piaget, se basa en que el alumno logre un equilibrio entre el proceso de asimilación y acomodación, de manera que, cuando se presenta dicho equilibrio el aprendizaje no se ve obstaculizado. Así mismo este autor explica que el aprendizaje a través de la lógica del error implica un conflicto cognitivo; en el cual, el alumno no buscará lo que el profesor expresa, ya que esta será una interpretación más a confrontarse con las de los demás integrantes del grupo.

Por último, Ramírez Lozano (2002), manifiesta que el alumno es capaz de adquirir conoci­miento mediante sus propios recursos internos, empleando sus sentidos, con el fin de elaborar un sistema cognoscitivo, a partir de conceptos y principios relacionados entre sí, a través de los cuales es capaz de generar nuevos pensamientos y expresarlos, de un modo que trascien­den por completo los hábitos y la expe­riencia adquiridos.

TEORÍA CONSTRUCTIVISTA

La concepción constructivista del aprendizaje admite que éste se produce por una interacción entre el conocimiento del alumno y la nueva información que le llega, por tal motivo hay que considerar las concepciones de los alumnos como bases o sobre las cuales se irán construyendo los nuevos conocimientos, esto expresado por Díaz Castañeda (2002).

Este mismo autor sugiere que a través de la investigación el alumno en la escuela integrará aportaciones del saber ordinario y del saber científico. Por lo tanto la introducción de la investigación del alumno en el medio escolar es coherente con toda una tradición pedagógica centrada en el papel activo del educando en su medio de aprendizaje y con aportaciones más recientes de las ciencias relacionadas con la educación.

Por ello, Martínez (2002) afirma que, al alumno no se le debe tratar como un simple objeto que se va a modelar al gusto del profesor, sino como un sujeto capaz de autodeterminarse, donde uno de los objetivos de la educación es precisamente desarrollar la autonomía del alumno conjuntamente con su responsabilidad.

En cuanto al docente, Georgina Gibaja, (1997) supone que la mayoría de los maestros están convencidos de que la influencia más importante en su formación como docentes y en su dominio de los problemas de la enseñanza reside en su propia experiencia.

De hecho, Martínez (2002) refiere que las experiencias de docentes han demostrado que cuando el profesor deja a un lado la monotonía al impartir las clases y se preocupa por mejorar el aprendizaje de sus alumnos, entonces ya no se puede seguir enseñando con los mismos métodos tradicionales que resultan poco satisfactorios.

El docente se preocupa por situar la enseñanza dentro de un contexto educativo más amplio, comparando y evaluando su trabajo con los de otros docentes, además considera a la enseñanza como una actividad racional basada en el desarrollo y la investigación, esto según expresado por Hernández y Sancho (1993).

Es por ello que la formación del maestro tiene que conducir hacia la actividad práctica. Necesita conocimientos de ciencias, de humanidades, de tecnología, pero tiene que ser también un organizador, de acuerdo con Delval (1990).

TEORÍA HUMANISTA

El Humanismo es una de las teorías que por sus principios es seguida y renombrada, especialmente por los críticos hacia el conductismo. Ricardo E. Trelles (1999) señala que las primeras consideraciones del humanismo se centran en lo siguiente:

1. Cada ser humano es una criatura fabulosa.

2. El ser humano es tanto naturaleza como formación.

3. La humanidad es como un superorganismo del cual el sujeto forma parte.

4. La relación y cooperación humanas son requeridas para el mejor funcionamiento y mayor bienestar del ser humano.

Este mismo autor cree que los educadores deben considerar cada uno de estos puntos para lograr que la formación del ser humano sea eficiente. Además considera que el trabajo responsable indicado al alumno, graduado al nivel del mismo, es un gran ejercicio formativo a toda edad, puesto que permite adquirir las capacidades de concentración, constancia y responsabilidad en el educando, esto relacionado con el desarrollo de un punto de vista que permita apreciar las ventajas y satisfacciones que provienen de la sociedad, la convivencia social y las relaciones humanas en la conciencia del individuo.

Un aspecto a considerar, dentro de esta perspectiva es la relación maestro-alumno, al respecto, Jiménez Murillo y Hernández Yañez (s.a), señalan que es primordial que el maestro sienta empatía por el alumno, de tal manera que le pueda auxiliar en todos los problemas que se le presenten en relación con el aprendizaje, con el fin de poder auxiliar, tomando en cuenta la libertad para que el alumno cree, innove, aplique y critique, de manera general, la relación entre ellos deberá ser de respeto mutuo.

Meza Meza y Cantarell Zaldívar (2000), expresan que los profesores deben analizar su rol como docentes en el cual debe quedar muy claro que es el facilitador o mediador del aprendizaje y que debe prestar asistencia al estudiante cuando éste busca conocimientos, ya que su función es orientar y promover la interacción, orientar al estudiante sobre como organizarse con otros compañeros y cómo trabajar de manera conjunta.

De tal manera que, la formación del docente, de acuerdo con Fernández Neri (1995), implica la preparación académica, y una formación humana que le permita tener interrelaciones saludables y generar un ambiente de verdadero diálogo, intercambio, aceptación y ayuda mutua.

Asimismo, este autor señala que la formación del docente implica, además de la preparación académica, una formación humana que le permita tener relaciones satisfactorias y produciendo un ambiente que implique el diálogo, el intercambio, la aceptación y la ayuda mutua.


TEORÍA CONDU
CTISTA

Jiménez Murillo y Hernández Yáñez (s.a) expresan que el aprendizaje dentro de esta teoría constituye un cambio permanente de la conducta a través de la práctica y de una interacción entre los individuos y su ambiente. Desde el punto de vista de George Posner (1998), para esta perspectiva el aprendizaje constituye un cambio en el comportamiento, forma parte de un proceso similar al de las especies animales, donde el aprendizaje es visto como un “entrenamiento” dentro del contexto educacional adquiriendo entonces, un carácter arbitrario y disfuncional.

Jiménez Murillo J. y Hernández Yañez (s.a), señalan que dentro de esta corriente se siguen principios básicos como los siguientes: el método de aprendizaje utilizado por el maestro debe ser coherente, entendible para el alumno y sobre todo ser autentico, la relación entre el maestro y el alumno ocupa una posición central.

Ambos autores mencionan que es importante que el maestro ayude al alumno a encargarse de si mismo esto con el fin de alcanzar el crecimiento, la maduración y la socialización en el educando.

Al respecto, Belloch Ortí (2000) menciona que en esta teoría, el profesor tiene una función primordial como transmisor de contenidos y el alumno es un sujeto pasivo que recibe los conocimientos ya que responde a los estímulos del medio que deben ser controlados mediante los refuerzos para conseguir que el estudiante adquiera los conocimientos previstos por el profesor.

A diferencia de las anteriores teorías, George Posner (1998), explica que en esta perspectiva, el nivel de actividad del sujeto se ve influida por las contingencias del profesor establecidas antes de presentar las instrucciones. La participación está condicionada por las características planeadas del programa que el alumno tiene que aprender, el desempeño y aprendizaje escolar son arreglados desde el exterior. De manera que basta con programar los fines educativos para que el aprendizaje de conductas académicas se logre, donde el alumno es “algo” que debe y puede moldearse. Se considera al alumno como un ente pasivo, como un libro en blanco donde se imprimen nuevas nociones de objeto, el origen del conocimiento está en las sensaciones e impresiones las cuales son copias de la realidad.

Hablando ahora de la función del docente, el conductismo supone, según George Posner (1998) que son los profesores quienes tienen la responsabilidad de la educación, ya que son quienes controlan el ambiente de enseñanza, quienes influyen en el comportamiento y proporcionan oportunidades para que los estudiantes respondan de manera deseada, quienes influyen sobre el aprendizaje manejando las consecuencias de los comportamientos.

De hecho, Nidelcoff (1974) coincide con lo expresado por el autor anteriormente citado, ya que nos menciona que el maestro se relaciona con el conocimiento sintiéndose el proveedor del mismo, creyendo que socialmente él es el indicado para enseñarlo.

Sánchez Palomino (1997) refiere al docente como un técnico donde algunos profesores se constituyen como simples transmisores de los contenidos que le vienen descritos en el currículum básico, al no importarles la calidad de la enseñanza.

Con respecto a la enseñanza impartida por el docente, Castorina (1994), hace referencia a una educación formal, la cual se caracteriza por seguir una misma línea y una cierta rigidez.

TEORÍA SOCIOCULTURAL

De acuerdo con Romo Pedraza (2002), el paradigma sociocultural se fundamenta en el enfoque de Vygotski, dicho enfoque considera al individuo como el resultado de un proceso histórico y social donde el lenguaje desempeña un papel crucial. Este mismo autor considera que para Vygotsky, el conocimiento constituye un proceso el cual va a depender de la interacción entre el sujeto y el medio.

Para Vygotski, explica Romo Pedraza (2002), las funciones mentales superiores se van adquiriendo y desarrollándose a través de la interacción social, debido a que el individuo se encuentra inmerso dentro de una sociedad, de manera que, dichas funciones mentales están determinadas por la forma de ser de la sociedad. El conocimiento constituye el resultado de la interacción social, ya que, para Vygotsky, agrega el autor, a mayor interacción social, resultará mayor conocimiento y más posibilidades de actuar.

Este mismo autor explica que, desde esta perspectiva, existe la zona de desarrollo próximo, en la cual los individuos aprenden dentro del ambiente social a través de una interacción con los demás. Se dice que nuestro conocimiento y la experiencia de los demás sujetos permiten el aprendizaje, ya que aprendemos con la ayuda de los demás.

Los maestros, padres y compañeros que interactúan con el estudiante son responsables de que el alumno aprenda, sin embargo, el individuo asumirá la responsabilidad de construir su conocimiento y guiar su propio comportamiento, esto finalmente expresado por Romo Pedraza (2002).

Martínez Rodríguez (1999), señala que desde esta perspectiva se retoman elementos conceptuales y empíricos que son de gran utilidad para los profesores en su práctica docente. Uno de estos es la concepción sobre el origen social de los procesos psicológicos que acaba con la idea de que los procesos mentales constituyen el desarrollo individual del sujeto y otro de estos elementos es el carácter activo y comunicativo de estos procesos por parte de los alumnos, lo que viene a minimizar o incluso ignorar el papel del profesor dentro de la educación.

Por otro lado, Duart y Martínez (2001), expresan que la docencia se enfoca más en los entornos virtuales de aprendizaje, los cuales se desarrolla de forma complementaria al uso de materiales didácticos, que deben servir como referencia del conocimiento a impartir. Además comentan que el rol del docente virtual se fundamenta en la interacción entre docentes, estudiantes, materiales, y con la propia institución en su conjunto.

INFLUENCIA DEL DOCENTE EN EL APRENDIZAJE

Concebimos a la educación como un proceso perfeccionamiento intencional de la persona humana, mediante un clima cordial y solidario, y una actividad bien prevista, realizada y evaluada, Este concepto lleva necesariamente consigo la idea de servir a la persona estimulando y orientando la práctica educativa.

Pero dicha práctica no supone que estemos hablando de un método; personalizar la educación implica pluralidad de métodos donde lo individual y lo social estén claramente integrados.

Personalizar la educación es asumir un estilo, una forma de ser docente, que supone una cierta normatividad en el quehacer educador. Implica un estilo de educador que tendrá particular incidencia en el estilo de aprendizaje del alumno.

El estilo docente está conformado por un conjunto de condiciones o variables que se manifiestan en su modo de actuar, demostrando sus preferencias y aptitudes. A decir del Dr. Víctor García Hoz, estas condiciones se sintetizan en su capacidad didáctica, su capacidad de orientación personal y de gobierno, y su tono vital, expresión de su propia persona. En síntesis: la intención perfectiva del docente se hace eficaz en la esperanza que tiene respecto de la capacidad de perfección del alumno. Esta esperanza se manifiesta, en un razonable optimismo, característica esencial de este estilo educador.

Otra nota esencial de este estilo, es la capacidad de orientación, la que muchas veces no se asigna al docente, sino solamente a algunos profesionales destinados a esta actividad. Pero es ineludible relacionarla con la función educadora del docente.

Entendemos por orientación al proceso de ayuda a la persona del alumno, con el fin de que desarrolle la capacidad de conocerse a sí mismo, al mundo que lo rodea, de descubrir el sentido de su vida y decidir la solución a los problemas que ella le plantea.

Este quehacer pedagógico apunta a la formación de la voluntad y al perfeccionamiento de la persona, por medio de la promoción de valores, basados en la adquisición de conocimientos y el desarrollo de aptitudes específicas para la profesión que ha elegido y para su desempeño como ser íntegro y responsable en la sociedad.

El gran medio para la educación es la actividad. Todo acto humano es educativo si contribuye a la autorrealización de las personas, es decir que el sujeto alcanza el bien en el mundo real en el que vive y se complace con la conciencia del bien alcanzado.

El Dr. García Hoz sintetiza estos conceptos de la siguiente manera:”En la formulación del proyecto personal de vida se funden la acción educativa y la orientadora; aquella enmarcando el proyecto en el mapa total de la educación, promoviendo y relacionando la doble acción educativa: la docente y la orientadora. A través de la docencia se promueve la adquisición de los conocimientos elementales hasta la formación de hábitos científicos y técnicos; a través de la orientación se descubre e interioriza el sentido de la vida personal del sujeto y se promueven y refuerzan los hábitos de la voluntad para llevarlos a cabo.”

La misión esencial de la docencia como orientación, es ayudar al alumno a formular su proyecto de vida, y a fortalecer su voluntad de modo que sea capaz de llevarlo a término. Es un proceso interactivo entre profesor y alumno en el que los dos se perfeccionan mutuamente.

La enseñanza no es neutra, La presentación de valores y desvalores es inseparable de la tarea docente. El clima que genera en la clase, la evaluación que plantea, el método que usa, las bibliografías, pueden ser ejemplo de amor a la verdad, generosidad justicia, alegría.

¿Qué valores son los primordiales? Aquellos que tienen su fuente y justificación en la dignidad de la persona. Son los que permiten el autodespliegue de la personalidad del alumno, expresados en hábitos operativos que concuerden al estudiante la posibilidad de hacer el bien.

El peligro de la relación docente – alumno, es que esta sólo quede en la relación didáctica. En realidad, esta relación didáctica sólo será completa si se centra en un proceso comunicativo eficaz, que lleve al docente a asumir un estilo que oriente permanentemente al alumno. Este será un rasgo esencial de su profesionalismo.

El ejercicio de la función docente supone varios aspectos que afectan al diseño y desarrollo de los procesos educativos en el aula, la programación y articulación de dichos procesos en su cátedra, inter cátedras, y con el plan de formación todo, lo relativo a la enseñanza en sí, y el aspecto orientador acerca de la cual pretendemos reflexionar especialmente. La responsabilidad y vocación demostradas en ello, es decir, el profesionalismo serán modelos que condicionen la visión de la profesión que se desarrollo en el alumno.

El docente puede influir en la formación de actitudes de los alumnos, básicamente por tres caminos: la presentación de modelos de identificación, la selección y valoración de la información que proporciona, y el empleo de los incentivos necesarios para el logro de un aprendizaje formativo.

Los procesos de identificación con el docente como modelo personal y profesional son especialmente importantes en la formación de los estudiantes.

Los aprendizajes sociales adquiridos durante su formación son más significativos que los aprendizajes cognitivos.

Particularmente cobra importancia lo que se enseña, cuando se enseña, aquello que se manifiesta a través del ejercicio de la autoridad, del estilo evaluador, de los gestos de las palabras. A decir de los Dres. Alcázar Cano y Martos Navarro “... abarca la vida entera del educador, sin limitarse artificiosamente al ámbito profesional, porque la coherencia interior es indispensable para entender la labor educativa con un planteamiento ético maduro, que lleva al educador a esforzarse para vivir de acuerdo a los principios que profesa y de los valores en los que cree...”

Desde el punto de vista cognitivo, el docente deberá orientar a sus alumnos a solucionar desde la comprensión los problemas típicos, emplear la argumentación, a reflexionar acerca de su aprendizaje. Aprendiendo del error a estructurar su conocimiento, , a transferir y aplicar, a organizar su trabajo y manejar el tiempo, a recolectar datos adecuadamente, y a usarlos con propiedad.

Los logros de los alumnos están determinados por el tipo de incentivo, premio o castigo. En el aprendizaje de actitudes juega primordial importancia el sentimiento de confianza que despierta el docente, generalmente promovido por la actitud esperanzada del mismo ante las posibilidades educativas de sus alumnos.

Si el aprendizaje que promueve el profesor no es rutinario, memorístico, el profesor lograra imprimir en los alumnos el sentido de la actividad que realizan, el juicio crítico la riqueza de la expresión, el orden, la puntualidad, la laboriosidad, mas allá del sentido de que ese aprendizaje va a ser evaluado.

En este sentido la educación supone entrega personal del educador: hacer y enseñar, ejemplo y palabra, coherencia entre lo que piensa y lo que vive, compromiso en la búsqueda de la verdad, y generosidad para transmitirla a sus alumnos.

Recordemos las palabras del Documento “Laico católico testigo de fe en la escuela”:“ante el alumno en formación cobra un relieve especial la preeminencia que la conducta tiene sobre la palabra. Cuanto más viva el educador el modelo de hombre que presentas como ideal tanto más será este creíble y asequible.

Porque el alumno puede contemplarlo no sólo como razonable, sino como vivido cercano y realizado”

Un estilo educativo del docente es posible definirlo en el encuentro de la concepción de la educación u en esta coyuntura actual y la idea acerca de la función docente. Su sentido en las instituciones educativas reside en:

* El logro de una educación centrada en la persona su pleno desarrollo como tal y como profesional que le proporcione capacidades que pueda transferir en el futuro

* Que sean capaces de actuar con eficiencia en su profesión en el marco de la solidaridad y la dignidad

* El alumno se formará en el marco del dialogo personal intelectual, ético, y profesional que debe darse entre profesores y alumnos comprometidos en responder responsablemente al reto de la formación

La acción educativa debe ser amplia, precisa, con coherencia interna, interiorizada personalmente, adecuada a las tareas que afronta y abierta al cambio. Todos no preguntamos acerca de los factores que inciden en el éxito escolar o académico de los alumnos desde lo didáctico, lo cognitivo y lo motivacional. El aprendizaje es un proceso necesariamente interpersonal.

La personalidad del profesor, su afectividad e implicación respecto del alumno constituyen un verdadero factor mediador para el aprendizaje. La mirada desesperanzada acerca de la profesión docente lleva a los profesores a considerarse a si mismos como victimas, débiles e incapaces, sin fe en su capacidad profesional, lo que genera en el alumno dada la imagen que en ellos proyectan pesimismo, ausencia de exigencia académica, rigidez, y dificultades para poder forjarse una autoestima acerca de sus posibilidades como estudiante.

La afectividad hacia el educando es la clave de toda pedagogía que intente ser eficaz; lleva a los alumnos a ilusionarse con el aprender y así poder crecer.

La afectividad no es falta de exigencia; es un requisito pedagógico expresado como empatía, que asegure a cada uno la oportunidad de la educación.

Esta empatía no es conceptualmente lo mismo que simpatía. Significa vivir colocándose en el lugar del otro. En el educador es una capacidad que necesita para proyectar su continua actitud reflexiva. Es esencial que el educador observe y reflexione no desde la óptica de su hacer sino de los procesos que debe promover.

Esto supone la dimensión orientadora del profesor. Consiste en la atención personal de los alumnos con intencionalidad formativa a la que podemos llamar atención docente. Es la acción del maestro por excelencia en relación con sus alumnos.

Consideran maestros y alumnos que la orientación no es un añadido al enseñar y aprender sino una actividad central en el proceso formativo. Esta claro que docencia y orientación son dos caras de la misma moneda que es la educación

Este estilo de ejercer la función docente sólo se puede concretar con:

* Convicción

* Coherencia en sus actitudes y formas de acción

* Confianza

* Respeto

Para ello, este estilo deberá basarse en una serie de capacidades

* Dialogo y comunicación (empatía) flexibilidad apertura mental

* Orientación potenciadora (indagación, interiorización,)

* Capacidad de crítica constructiva

* Estilo docente que promueva el estilo personal autónomo y asesorado, que implique dificultad y esfuerzo

* Procedimientos técnicos para personalizar la educación

* Y sobretodo afecto


Todo ello deberá contemplarse a la hora de reflexionar acerca de la formación docente, y considerar especialmente, la influencia que en los futuros profesionales de la educación, ejercen los estilos educativos de los docentes encargados de este proceso.